CONCLUSIONES
Las personas estamos cambiando las maneras en que utilizamos las plataformas digitales a un ritmo vertiginoso. Alcanzar altos niveles de conocimiento sobre cómo es nuestro comportamiento por segmentos y las implicaciones que esto supone para el negocio, no es más que el primer paso hacia la consolidación de la marca en el universo digital.
Que el comportamiento del consumidor cambia a la velocidad de la luz, no es nada nuevo. Las actividades digitales se están desarrollando muy rápidamente en todos los ámbitos. Prácticamente la mitad de todos los videos que vemos, los vemos de maneras que eran poco menos que inconcebibles hace unos pocos años. Las personas ya no nos sentimos presas ni de horarios, ni de dispositivos. Podemos elegir con casi total libertad, dónde y cuándo queremos disfrutar de nuestros contenidos favoritos. La música es incluso más digital: hasta dos tercios de su consumo, lo realizamos a través de servicios de streaming, archivos en mp3, o radio por satélite. Nuestro uso del teléfono móvil hace tiempo que superó al uso del fijo en todos los grupos de edad.
Para beneficiarse de este cambio en el comportamiento del consumidor, las marcas no pueden únicamente guiarse por las grandes cifras y las tendencias que sugieren. El meteórico descenso en ingresos por publicidad de la prensa, y las cada vez más insignificantes cifras de ventas de CDs y DVDs, que tan previsibles nos parecen ahora por el auge de la economía digital, está claro que no fueron advertidas con suficiente antelación por sus responsables.